lunes, marzo 16, 2015

Búsqueda sistematizada de Hidatidosis abdominal en escolares (Catastros ecográficos) 2015







 
  
Programa Provincial de Control de Hidatidosis y Programa Sumar            





La Hidatidosis o Echinoccocosis Quística es una zoonosis parasitaria del hombre que según el momento de evolución de la enfermedad en que se diagnostique, la localización que tenga en el organismo, su invasión a uno o más órganos en forma simultánea y la edad en que se la detecta en el huésped afectado: el pronóstico, el tipo de tratamiento y el seguimiento de estos pacientes es absolutamente distinto.

Debemos abordar los problemas que nos presenta esta patología utilizando para su solución los resultados originados en la experiencia de los grupos de trabajo y la actualización científica publicada.

Conocemos su progresión sin síntomas clínicos por largos periodos de tiempo (generalmente años, muchas veces décadas) en pacientes aparentemente sanos y con buen estado general, hasta exteriorizarse en un porcentaje de casos a través cuadros sintomáticos por alguna complicación (ruptura – migración – infección) de un quiste en el órgano que reside.

Sabemos y está demostrado en trabajos de investigación científica, su infestación (es decir la llegada del parasito al organismo humano) se produce generalmente en edades tempranas de la vida, sobre todo en habitantes de áreas geográficas endémicas (o hiper-endémicas) de Echinoccocus Granulosus.
Donde existe un medio ambiente propicio para su propagación (perros + ovejas + hombre) y ahí sí podemos afirmar, que la población de estas regiones está en riesgo inminente de contagio en forma permanente.

Esto debe trasladarse también a situaciones en que: un paciente tratado según las indicaciones que rigen las Normas de Tratamiento (quirúrgico y/o médico) y rotulado tras su seguimiento (clínico – diagnóstico por imágenes – serológico) como: “libre de enfermedad”, si regresa a su domicilio en un medio ambiente endémico, especialmente con perros positivos (parasitados), las posibilidades de reinfestación son inevitables (casi seguras) en un porcentaje muy alto.

Existe un grupo de pacientes con quistes localizados en órganos abdominales (principalmente en el hígado, bazo o riñón) que cumplen el ciclo vital del parásito e involución de éste a un remanente cicatrizal o calcificación (Clasificación ecográfica de Garbhy Grados IV y V), sin exteriorizar su presencia con sintomatología en toda su vida (evolución asintomática de todo el ciclo del parasito dentro del organismo).
A los individuos que llegan a estas instancias se los puede clasificar como parasitados, pero no como enfermos y debe quedar claro que ante esta forma de evolución: no se necesitan tratamientos de ningún tipo.

También es evidente la disminución de las cifras de incidencia y prevalencia en las provincias que cuentan con políticas de Salud Pública orientadas y efectivizadas por un Programa Multidisciplinario de Control de la Enfermedad.

Marcando con ellas las pautas de promoción e información con estrategias de educación sanitaria que: se realicen en forma permanente, sean accesibles para la franja socio-cultural de la población a las cuales se dirigen, para que las mismas sociedades se empoderen ("conceder poder a un colectivo desfavorecido socio-económicamente para que mediante su auto gestión mejore sus condiciones de vida") del problema y a través del cambio de conductas corten en forma definitiva el ciclo de esta parasitosis.

Entre las más importantes está la desparasitación sistematizada y obligatoria (por ley) de las poblaciones caninas con Praziquantel, medicamento que es aportado en forma gratuita por el Ministerio de Salud a los propietarios.
Oficiando como intermediarios en la entrega de los mismos, la dosificación en los perros y el control de estos tratamientos: los agentes sanitarios quienes dependen de los Centros de Atención Primaria de la Salud.

Esta debe ser una política del Ministerio de Salud Pública de la Nación, para todas las provincias.

Hace muchos años que la Hidatidosis dejo de ser una enfermedad con tratamiento eminentemente quirúrgico, este postulado se derrumbó en forma definitiva luego de la aparición del adelanto tecnológico de la ultrasonografía y de la brillante y ya consagrada idea del Dr. Bernardo Frider en la década de los ‘80 con la búsqueda sistematizada en forma de tamizajes (screening) -utilizando este equipamiento- de pacientes con quistes en poblaciones que habitan en zonas endémicas o hiper-endémicas.

Para la estadificación y aplicación de tratamientos según las normativas se utiliza -para evitar confusiones- como única referencia la Clasificación de imágenes ecográficas descripta por Garbhy (Tunez).

Para luego y gracias al diagnóstico precoz realizar su tratamiento en forma de una terapéutica por vía oral con una droga demostradamente efectiva como el Albendazol.

Los seguimientos (controles) de la efectividad o no de esta terapéutica se realizan mediante un esquema de estudios ecográficos preestablecidos para cada paciente hasta que se lo determina “libre de enfermedad”.

La casuística de los pacientes que llegan a tener indicaciones de cirugía como tratamiento, en los últimos quince años ha disminuido en forma importante.

En los servicios de cirugía donde el tratamiento de la Hidatidosis era una práctica muy frecuente, actualmente llega a ser excepcional o de escasa frecuencia.

Las complicaciones de siembras accidentales o espontáneas (traumáticas o intra-quirúrgicas) por roturas de quistes y salida de su contenido en cavidades (peritoneal o plaural) –El llamado “cáncer blanco” de Ivanisevich- disminuyeron notablemente desde la normatización de tratamiento quimioterápico post-operatorio con Albendazol (ciclo completo) en “todos” los pacientes intervenidos.   

Pasó a ser por su situación una patología en que el diagnóstico, tratamiento y seguimiento, de competencia de la Atención Primaria de la Salud (APS) que es materia del médico generalista formado en las prácticas de ecografías y del especialista en diagnóstico por imágenes entrenado y conocedor de esta patología.

Cuando ellos lo requieren por el tipo de evolución o la localización, solicitan interconsultas (derivación): al pediatra, el internista infectólogo o el cirujano y a ellos deben estar orientadas las capacitaciones de progresos del tema.

Se recomienda en los hospitales de cabecera o derivación, interzonales o de mediana y alta complejidad de las provincias afectadas por esta endemia tener un médico especialista referente o coordinador en Hidatidosis, que se encuentre en contacto o sea miembro de la Filial Argentina de la Asociación Internacional de Hidatidologia.

Practicar la medicina basada en la evidencia significa integrar la competencia clínica-quirúrgica individual y el buen juicio, con la más actualizada confirmación externa disponible a partir de la investigación y búsqueda sistematizada en bibliografía publicada.
La evidencia clínica y de campo, en los últimos años, invalidó pruebas diagnósticas y tratamientos que previamente fueron aceptados y los reemplazó con otros nuevos: más eficaces, más exactos y más seguros.


 
Dr. Carlos H. Mercapide
Coordinador Programa Sumar
Provincia de Río Negro

                                                                                                              Fotografías de Laura Mercapide

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